Se han encontrado escritos haciendo referencia a ella como en uno del siglo XVI que dice: “pobre niño aquel que al besarle su frente sabe a sal, un embrujo ha caído sobre él y no tardará en morir”. Sin embargo en la actualidad los avances científicos nos dan un panorama esperanzador.
La fibrosis quística es una enfermedad genética, hereditaria, no contagiosa. Afecta simultáneamente al aparato respiratorio, a las glándulas productoras de sudor, al aparato digestivo, al páncreas y al aparato reproductor en el caso de los hombres.
Es producida por una mutación en el gen que codifica la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR, por sus siglas en inglés). Esta proteína interviene en el paso del cloruro a través de las membranas celulares y su deficiencia altera la producción de sudor, jugos gástricos y moco. Su principal complicación es la producción de secreciones más espesas de lo habitual.
La fibrosis quística es una enfermedad incurable que requiere atención médica frecuente, medicamentos muy costosos, nutrición especial, disciplina y adherencia a los tratamientos de fisioterapia de por vida. La esperanza de vida de los pacientes en México se estima que puedan alcanzar los 17 años, cuando en países más desarrollados los pacientes superan los 50 años de edad.
El trasplante bilateral de pulmones es la última alternativa en aquellos casos en que la enfermedad ha destruido gran parte del tejido pulmonar y compromete así la vida del paciente.